Qué inteligente es Juan Abreu, hijo de Boadella. Ha aplicado al nacionalismo catalán el único tratamiento que no comporta una cierta humillación personal. Y el único que realmente merece. El resultado es un devastador homenaje al Ridículo. Lean. Rían. Y lloren lágrimas negras.
Un autor que no soporta el fraude de ninguna libertad limitada.
Abreu es uno de los escritores más interesantes, imaginativos, libres y estilizados del hoy literario en nuestra lengua.