Dentro del estudio de procesos políticos contemporáneos, la Revolución cubana se ha distinguido por generar tanto pasiones, esperanzas, nostalgias como recelos y decepciones. Estas posiciones no han sido siempre antagónicas en un mismo tiempo y espacio, sino que se han sucedido, no sin fricción, en el imaginario social del país. Para todo cubano, dentro o fuera de la isla, el año 1959 rediseña el calendario nacional, marcando un momento de ruptura al que se vuelve con frecuencia para redefinir memorias y percepciones. Para algunos, marca el deterioro crónico del país, para otros, el advenimiento de la democracia popular. Pero una percepción común a todos es aquella que le atribuye un significado aglutinante, histórico y existencial, desde el que todos los cubanos han debido situarse para explicar su pasado, su presente o su futuro.
Convivir con el proceso, pensarse ciudadano, trabajador, cabeza de familia, miembro de la comunidad, ha significado conjugar correctamente ciertos patrones en el procedimiento de toma de decisiones cotidiano, tanto público como privado. Estas posturas individuales, pero repetidas hasta constituir una dinámica psicosocial colectiva, advierten un modo de conjugar la ciudadanía cubana subordinada a la enunciación, definición y dictamen de un cuerpo de valores administrados desde la oficialidad política. Rigen como catalizadores múltiples aristas políticas, culturales, económicas y sociales, de naturaleza discursiva y soporte simbólico que tributan de modo directo a la gerencia de la Revolución.
Literatura, Política y Sociedad. Cuatro representaciones de imaginarios en la Revolución cubana es un formidable esfuerzo transdisciplinario por comprender la historia política y cultural de la Cuba del último medio siglo. La autora, quién desarrolló su investigación a partir de sus intereses intelectuales y cívicos, pone a dialogar disciplinas y enfoques muy variados. Los estudios literarios —y, en general, culturales— y la teoría sociológica, la ciencia política y la historiografía son saberes y miradas que confluyen en este trabajo, erudito y ambicioso, de Claudia González.