Chávez se desvanece. Su imagen como figura histórica está corriendo la misma suerte que la del sistema que lo creó. Y es que Chávez, como bien lo apunta Alejandro Cardozo-Uzcátegui en este libro, no es un reflejo de la mítica, y por tanto falsa, retórica de la revolución que empoderaría al “pueblo”, sino el resultado final y decadente de lo que Terry Lynn Karl definió como la “democracia sobre un barril”.
Así, creo que este es un libro definitivo en dos sentidos: uno, porque reconstruye a partir de una profusa documentación, y como ninguna otra biografía hasta ahora, el auge y la caída de la más peligrosa creación del petroestado caribeño. El otro sentido definitorio de este libro es que arroja, a quemarropa, una tesis que explica la esencia del personaje, y lo hace desde el título: Chávez fue el huérfano de la Guerra Fría.